Cabizbajos y como individualizados por el desinterés ajeno, circulan lentos con aire de no saber lo que les ocurre y sin dar muestras de importarles lo que les rodea, mientras buscan desesperadamente algo que no alcanzan a saber qué es.
A pesar de todo continúa caminando, como si el hecho de vagar sin rumbo fuera su única razón de ser.
- Yo puedo comunicarme – le dicen.
- ¿Quién eres?
Le tiene delante. No es como ella. Comprende que se trata de un ser distinto. Alguien muy afable que no alcanza a definir con exactitud, pero que existe, que se instala a su lado mientras de un modo inexplicable despide una energía agradable que le invita a intimar con él.
- Soy tu compañero. Estoy a tu lado desde que naciste.
- ¡No es posible, nunca te he visto hasta ahora!
- Esa no es una razón para descartarme. No todo lo visible es real, ni todo lo real es visible.
- ¡No es posible, nunca te he visto hasta ahora!
- Esa no es una razón para descartarme. No todo lo visible es real, ni todo lo real es visible.
M. Salisachs
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