Caminábamos y el fogón del verano engullía nuestro asombro por obstinarnos en lo imposible. Como tú, camino por esta estrecha calle. Como tú, necesito soles que giren para alumbrarme. Que hagan brillar lo bueno que pueda haber en el alma.
Porque sé que la fe es creer en algún dios aunque no existan. O existir aunque ese dios a veces no crea en ti. Caminar, aunque hoy no brille tu estrella.
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